Fantasías I

Está sola en casa. Está sola en casa y tiene ganas de sexo… Muchas ganas… Se tumba en la cama y empieza a acariciarse el vientre, para pasar acto seguido a sus labios hinchados. Hinchados y húmedos. Tanto, que sus dedos se quedan resbaladizos en unos instantes. Mojados. Solo falta una lengua que lama sus jugos mientras ella se acaricia cada vez con más fuerza. Una boca que se la trague entera, que se mueva por su vagina y ronronee contra su bulto dolorido. Como está ronroneando ella.
Sube la mano libre hasta el pezón. Duro. Muy necesitado. Aprieta el pecho grande con toda su mano, dejando que rebose, rozando la punta con la palma húmeda de sudor. Levanta el seno desde abajo para poder lamerse, pero la posición es incómoda.
Necesita otra lengua más que muerda su pezón, aparte de la que ya le está lamiendo entre las piernas. Con fuerza, con suavidad. Mientras se sigue acariciando el clítoris con los dedos mojados.
Pasa la mano al otro pezón, igual de duro y dolorido. Lo aprieta entre el pulgar y el índice, haciéndose daño y gimiendo por la sensación.
Lo que daría por otra lengua que homenajeara el pezón libre hasta hacerlo arder, mientras la primera se introduce en ella y la segunda mordisquea el otro pecho. Una boca que se introdujera todo el seno, otra que lamiera el otro y otra que se comiera todo lo que tiene entre sus piernas, con ansia.
Cambia las manos para poder probar el sabor de su flujo en sus propios dedos. Acariciándose con mayor rapidez. Metiendo y sacando los dedos de su boca, jugando con la lengua entre ellos.
Lo que la vendría bien es una buena erección que entre y salga de su boca y su garganta. Que vaya dejando semen por su lengua. Que la presione con fuerza. A la vez que dos lenguas lamen sus pezones y otra lengua saborea su sexo, se bebe sus espasmos, se traga su orgasmo.
Tres lenguas y un gran miembro.
Necesita otro, que se hunda en ella hasta dentro, presionando sus entrañas. Mientras una lengua rodea su clítoris y otras dos bocas muerden sus pechos. Mientras otro pene se introduce en su boca, una y otra vez, haciendo que se trague su salada simiente, su cálido semen. Dos miembros que la penetren, uno entre las piernas y otro, la boca. Y tres lenguas lamiendo el resto de su cuerpo.
¿Cómo resistirse a eso?
El orgasmo la asalta potente. Feroz. Salvaje. Mojando aún más sus dedos mojados. Alza las caderas hacia un pene imaginario. Acerca el clítoris a una lengua supuesta. Arquea sus pechos contra bocas inexistentes. Y atrapa con sus labios un grueso miembro intangible.
Explota de deseo y aprieta las piernas por la tensión, para luego quedar exhausta, saciada y muy, muy mojada…
Preparada para otra sesión de Sexo.

1 comentario:

Iris Martinaya dijo...

Este sin duda es un genero en le que te desenvuelves bien, espero el siguiente capitulo de habitación 609.

Besos

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