Halagos y Recompensas

Es una grata sorpresa encontrarme tantos premios en blogs amigos. En el blog de Iris, sobre todo, Alas para Volar, cada vez que entro me encuentro con la sorpresa de un premio y un estupendo capítulo de su historia. Gracias, guapetona, no me cansaré nunca de agradecértelo!
Estos días que he estado alejada de mi casa virtual, se me han ido acumulando algunos. Así que, he decidido que como no puedo elegir a qué blog dárselos, se los otorgo a todas aquellas personas que lean esta entrada y quieran llevárselos!! Seguro que os gustan tanto como a mí.
Muchos besos y muchas gracias de nuevo!!!


Vueltas y más vueltas

Como parece que esto de no decidirme va a ser una constante durante este mes que me queda para empezar el taller, he decidido cambiar el título de "Mi primer Gran Proyecto" a "Mis primeros grandes proyectos". Estos son tres:
- Literatura romántica-fantástica
- Romántica Paranormal
- Romántica contemporánea
Mmmm... Se me ocurre lo que puedo hacer. Voy a escribir el primer capítulo-primeras páginas-primeras ideas de cada uno de los proyectos. A falta de una semana para que termine abril tendrán que estar colgados en el blog.
Es posible que mientras los escribo yo sola decida cuál es el que más me atrae de todos. Pero es más que probable que eso no suceda, así que necesitaré vuestra ayuda para que me vayáis diciendo cuál os llama más la atención, si no os importa.
A ver si de esta forma me obligo a escribir algo en lugar de estar dándole vueltas a las cosas como un maldito tocadiscos!
Santa paciencia la que tenéis conmigo.

De las virtudes, me quedo con la Decisión


Últimamente la cabeza me da más vueltas que de costumbre. En mayo empiezo un taller de escritura y tan sólo me piden para empezar una cosa muy sencilla: 5 líneas que resuman el proyecto en el que vas a estar inmerso durante el taller. El primer día me puse y creo que en total conseguí esbozar tres tachones. El tercero, dibujé una florecita muy mona en la esquina del cuaderno. Al décimo tenía el e-reader en las manos y era la persona más feliz del mundo leyendo mi nueva novela romántica.

Unas cuantas semanas después, volví a sentarme en la cama procurando que mi mono blanco de peluche mirase atentamente a la pared, porque me da vergüenza que me espíen mientras escribo. Entonces, empecé a apretarme el cerebro, masajeando una a una las pocas neuronas que la droga más dura de todas me ha dejado conectadas: el tabaco. Entonces mi cabeza decidió que tenía que dejar el tabaco, o al menos pasarme al de liar que era más barato. Sí. Eso haría. Me calcé las deportivas, me hice una coleta y bajé al estanco.
A la vuelta el cuaderno me esperaba abierto sobre la cama y una lagrimilla se escapaba de una linda florecita que había dibujada en la esquina.

Y es que yo soy nula escribiendo bajo presión.

Decidí olvidarme de los deberes. Total, hasta Mayo hay tiempo. No quedaba nada para que empezara la primavera, y la inspiración en mí suele florecer junto a los alhelíes y los tulipanes. Así que volví a evadirme con los cascos en las tediosas mañanas en el metro y en el ordenador practicaba mis habilidades, o la ausencia total de ellas, con el photoshop. Así un día y muchos más.

Entonces, me encontré pensando en el maravilloso mundo de Krymaria y sus dioses imperfectos. Más tarde en Sylvia, la hija de Satanás que tanto tiempo lleva olvidada. Y en el Camino de Santiago, por supuesto; si me había atrevido a presentar un relato a concurso, porqué no atreverme con un amor con botas y mochila.

El primero iba ganando por goleada. El principio de la historia lo tengo más que claro. La trama es firme y avanza a pasos agigantados, lanzando esos mensajes sutiles que no pueden faltar en la literatura fantástica. Ayer ya no lo tenía tan claro. Sylvia me llamaba desde su pequeña tienda de bisutería en el centro de Madrid; Braden desde el infierno (y al infierno no hay quién se le resista). Así que decidí que la romántica paranormal sería mi prioridad absoluta. Hoy solo se me ocurre a mí abrir un archivo llamado "ideas", enterrado profundamente en una carpeta titulada "Camino de Santiago". Y esa sonrisa que una vez me hizo imaginar un hermoso libro, vuelve a calentar mi corazón al ritmo de una gaita gallega.

La elección está hecha... nadie puede luchar contra una sonrisa...
¡Me quedo Krymaria! ¡Que tengo ganas de intentarlo con la romántica paranormal!

XDDDD

Premio Amor sin Barreras


Iris, creadora del blog Alas para Volar, donde vuelca su imaginación casi a diario, ha vuelto a acordarse de mí para este bonito premio. Es un orgullo para mí poder mostrarlo.

1. Agradecer a quien te lo otorgo.
Ya lo he hecho, pero vuelvo a hacerlo las veces que sean necesarias!! Mil Gracias por acordarte de mí!

2. Contestar a la pregunta ¿que interpretan como amor sin barreras?
Para mí el amor sin barreras es el amor puro y desinteresado. Ese que se da libremente; aquel que es ciego para las cuestiones que verdaderamente no importan, aunque la gente se empeñe en darles importancia. Es el amor que nos hace crecer, en lugar de menguar. El que cada día hace que el mundo gire, el que te hace ver la magia de una sonrisa, de una mirada. El que no se cansa de dar besos y abrazos, el que no teme soltar lágrimas de alegría. El que te arrulla y da calor en una fría noche de invierno, el que hace que sople el viento en un caluroso día de verano.
El que provoca la caricia de una madre, el guiño de un amigo, el susurro de un amante...
Voy a dejarlo que me enrollo como las persianas XDD

3. Entregar este premio a tantos blogs como quieras.
Me gustaría entregárselo al blog de Lhyn, La Pluma de Papel, no sólo porque la quiero sino porque sé que su nuevo proyecto estará plagado de amores sin barrera.

¿Cuánto tiempo más?


¿Qué había de verdad en el trastorno médico diagnosticado? Ansioso-Depresivo. Una completa incongruencia. Trastorno Adaptativo Mixto. Que lo explique el que lo entienda.
No hubo libros de autoayuda, ni psicólogos, ni pastillas. Tan pronto como vino, se fue. O más bien, llegó pronto y tardó en irse. Quizá pensar en ello no sea el mayor de los aciertos. Pero aquella que tiende a dibujar los sonidos de todas las letras, aún no había escrito una palabra sobre eso.

Quizá ya vaya siendo hora… ¡Quizá ya es la hora!

¿Qué fue aquello?
Presión-Depresión: ¿Un estado psíquico latente en el interior que sólo esperaba que llegara la hora de despertar?
Acción-Reacción: ¿Una llamada clara de atención sobre el hecho de que estaba empezando el acomodo a los hábitos de una sociedad hacia la que nunca ha habido sensación de pertenencia?
Sea lo que fuere, la compuerta se abrió por el peso de las emociones contenidas. Y ahora es ese lastre el que hace una tarea sobrehumana el mero hecho de echar el cerrojo.

Ruedan las lágrimas misteriosas. Desde hace tiempo el llanto es compañero fiel. ¿Quién distingue ahora si el motivo es pesar o agradecimiento? ¿Pura alegría o la tristeza más profunda? ¿La arritmia es miedo o expectación? ¿Simple taquicardia o un aviso de que todos los cimientos en los que se basa la existencia se tambalean sin remedio?

Redescubrimiento. Renovación. Quizá un año no es suficiente y sea un proceso que ya durará toda una vida. Adiós al temor escondido en atrevimiento. A la inseguridad velada tras el grueso maquillaje de la vanidad. Y ahora sortear tantas barreras provocadas. Vencer tantos clichés adoptados. El Carnaval hace tiempo terminó y detrás queda esa figura insignificante que no encuentra lugar ni en su propia soledad, un refugio que ya no da solaz.

Un año, un mes y… ¿Cuánto tiempo más?

Más premios!!


Daggher, desde su blog La Hermandad de la Daga Negra, me ha regalado este premio. Mil gracias por ser tan buena conmigo.
Yo se lo quiero regalar al blog de Lhyn, La Pluma de Papel. Simplemente porque se lo merece.
Muchos besitos y muchas gracias.

Oleada de Premios!! XDD

1- Agradecer a quién te otorga el Premio
Gracias a La Hermandad de la Daga Negra y a Alas para Volar por estos deliciosos premios.

2- Por cada sentido, responde con una plabra que se te venga a la mente:
Vista: Belleza
Oído: Viento
Olfato: Lilas
Sabor: Dulce de Leche
Tacto: Hierba

3- Otórgaselos a los blogs:


Una Mijita de Cada


Enamorada de las letras


"JAM"'s World


Librería Mágica de Tali

Disfrutadlos como los disfruto yo!!!
Besos y Gracias!

La Diosa

Para mi Primer Gran Proyecto, me estoy basando mucho en cultos olvidados, pero no perdidos; en prácticas paganas que hay a quién le resultan más reconfortantes que las religiones monoteístas impuestas a punta de espada, sangre y lágrimas. Uno de estos cultos es el de la Magia Wicca, que basa sus ritos religiosos en la figura de La Diosa. Gea, Gaia, Virgen María... Mil nombres le han dado y puede que en el fondo sean todas la misma. Dentro de la Magia Wicca, de hecho, hay diversas corrientes en las que la visión de La Diosa cambia.

El libro que tomo como referencia esta vez está escrito por Christopher Wallace, miembro practicante de una de estas corrientes, y se titula Magia Wicca, historias, ritos y ceremonias. El toma la visión de la corriente denominada Wicca diánica para hacer una descripción de La Diosa, a través de un texto de Nag Hammadi, hallado en Egipto en 1945 junto con otros escritos gnósticos. Aquí va el texto que me marcó en cuanto lo leí:


Porque soy la primera y la última.
Soy aquella que recibe los honores.
Y la que es despreciada.
Soy la prostituta y la santa.
Soy la esposa y la virgen.
Soy la madre y la hija.
Soy el miembro de mi madre.
Soy la que es estéril
y muchos son sus hijos.
Soy la que posee unas grandes nupcias
y no ha tomado marido.
Soy la comadrona
y aquella que no da a luz.
Soy el alivio de mis dolores.
Soy la esposa y el esposo
y es mi marido quien me trajo al mundo.
Soy la madre de mi padre
y la hermana de mi marido,
y él es mi progenie.
Escuchadme:
soy aquella que ha caído en desgracia
y la que es grande.



De nuevo, las Castas


Hace tiempo, escribí una serie de relatos llamado "Guerra de Castas" que este año se convirtió en novela corta y que no está colgado en el blog porque se encuentra a la espera de fallo en un certámen de escritura. No espero ningún tipo de premio ni reconocimiento hacia ella porque me consta que no está a la altura. Así que probablemente a mediados de Julio ya estará en el blog. En ella se habla de un mundo dividido en castas, sacerdotisas por un lado, guerreros por otro, que conviven de forma artificial, no como verdaderos hermanos. En ella se cuenta la historia de Ilya, una sacerdotisa de la Diosa de la Prosperidad y el Progreso (Eala), y de Darien, un guerrero a las órdenes del Dios Daron (el del Puño de Acero y la Espada Invencible).

Su historia apenas dio para cuarenta y siete páginas a doble espacio. Ya está escrita. No hay vuelta atrás.

Pero Krymaria vuelve una y otra vez a mi cabeza y la Guerra de Castas continúa a pesar de que Eala dijo que gracias a ellos la guerra terminaría y las castas se unirían en una sola. ¿Cómo era posible?

Estaba claro que tenía que haber una segunda parte. Una historia más grande en la que poder profundizar en los cultos a las diosas, en la vida de los guerreros y en aquello que había más allá de los muros de piedra de Krymaria. Una historia que narrara al fin la unión de las castas como algo real y no solo la esperanza del futuro. ¿Qué saldrá de esto?

Premio Blog de Oro (Parte 2)


Este premio me lo otorgó hace tiempo Lhyn desde su blog La Pluma de Papel, y no pude seguirlo porque no conocía muchos blogs, y los que conocía ya estaban premiados (podéis ver la entrada en cuestión pinchando aquí) Así que los voy a dar ahora!! Con mucho retraso, pero ya sabéis, nunca es tarde si la dicha es buena!!!!
Los blogs premiados son...

- Rincón de Cuentos
- Érika Gael
- La Hermandad de la Daga Negra
- Alas para volar
- Mi Condado Literario
- Historias de ensueño
- My Favourite Things
- El Rincón de Elefil
- Astral Romance
- Craigh Na Dun

Las reglas del premio son:
1º.-Exhibir la imagen del sello.
2º-Poner el enlace de la persona que te lo ha regalado.
3º.-Elegir 10 personas para pasárselo.
4º.-Escribirles un mensaje en su blog para que se enteren de su premio.


Todo vuestro!!!

Premio: Me encanta tu blog


Estoy que no quepo en mi de alegría!!!
Daggher, desde su blog La Hermandad de la Daga Negra, me ha regalado este premio que me hace mucha ilusión!!! La verdad es que cuando lo empecé, no estaba muy segura de que prosperara mucho, porque soy demasiado inconstante. Pero poco a poco va teniendo cositas y estas muestras de afecto hace que a una le sigan entrando ganas de escribir.
Yo le quiero dar este premio a una muy buena amiga, que se lo merece porque escribe de vicio, aunque ella no se lo crea. Va para Lhyn, a su blog La Pluma de Papel. A ver si esto la anima a seguir escribiendo cosas tan maravillosas como hasta ahora.
Y mil gracias otra vez!

Renovación

Hoy es un día triste y a la vez especial!
Por fin me he animado a cambiar el skin del blog. Tenía muchas ganas de hacerlo desde hacía ya unos cuantos meses, pero no me animaba. Hoy me he dado una vuelta para mirar templates y he encontrado el que está puesto ahora. Me ha llamado desde el primer momento, diciéndome: "¡Vamos, nena, sabes que vas a escogerme! ¿Por qué te lo piensas?" A ver quién se resiste a eso... Yo no he podido. Y aquí lo tengo.

Mis velitas (dibujos del skin anterior) hacía ya tiempo que se había quedado obsoletas. Sin embargo son con las que empecé esta andadura de tener un blog, hace ya más de un año. Y parecerá una tontería, pero el hecho de continuar con él me llena de una alegría infinita. No sólo me ha hecho practicar el maravilloso arte de la constancia (unos meses más que otros), sino que me ha animado a escribir de una forma que no hacía en años.

Espero que los lápices me den tanto ánimo como lo hicieron las velas!!

X. La Victoria




X. LA VICTORIA

—¿Qué tal te fue con el hombre de la tarjeta?

A cada segundo su mente se perdía en los sucesos de esa habitación 609, que tanta dicha le habían traído. Su vida parecía haber mejorado de forma notable. No sólo ella se veía más hermosa, sino que los demás también lo hacían. Los problemas parecían menos irritantes y las alegrías mucho más intensas. Se sentía viva. Por fin se sentía mujer.
Los hombres se volvían a su paso, lanzándole miradas de deseo, mientras que las mujeres la observaban con profunda envidia. Casi sentía lástima por ellas. Pero no hacía tanto tiempo que Karen se había contado entre las integrantes de sus filas.
Por un momento pensó en pasarles la tarjeta de la felicidad. Una visita a ese hombre misterioso y todas las mujeres serían capaces de aceptar la verdad. «Nunca serás capaz de amar, si no te amas a ti misma.» Y de igual forma esa enseñanza se podía aplicar al deseo. Pero a saber si Mike seguiría todavía allí o había vuelto al infierno del que había salido, porque sólo en brazos del mismísimo diablo habría sido capaz de dejarse invadir por semejante lujuria.

—Fue algo sublime.
—¿Crees que volverás a verlo?

¡Ojala! Pero lo dudaba. Mike no era un hombre para ella. Era un hombre destinado al placer de todas las mujeres. Y sería la más egoísta de su sexo si se propusiera privarlas de semejante regalo.
Aquella noche había agotado todas sus papeletas. Habían hecho el amor de tantas maneras, habían llegado al éxtasis tantas veces, que supo sin necesidad de preguntar que sus caminos no volverían a encontrarse.
No importaba, le había dejado unos recuerdos exquisitos y unas valiosas enseñanzas. Y se habían despedido de la mejor manera: con potentes y desgarradores orgasmos.

—No es probable
—Karen, te noto cambiada.

¡Y tanto! Nunca más volvería a ser la apocada mujer que dejaba pasar la vida, mirando desde un rincón. Seguiría aprovechando las oportunidades que se le presentaran, viviría minuto a minuto. Precisamente porque eso era el momento: el aquí y el ahora. No valía de nada esperarlo en un futuro, ni pensar que ya se había ido y no se había aprovechado. Las cosas importantes en la vida sucedían ni más ni menos cuando tenían que suceder. Sólo había que tener el valor suficiente para convertir los pensamientos en acciones, los deseos en verdades absolutas.
¡Sí, había cambiado! Y daba gracias a Mike por haberla ayudado.

—Me encontré a Peter el otro día
Una sonrisa perversa ensanchó sus labios carnosos, hinchados por los labios de un amante.
—Yo también

Y estaba bien acompañado, como siempre. Esta vez de una morena despampanante que chupaba con sus labios siliconados el lóbulo de su oreja. Sus manos se perdían bajo la mesa y, probablemente, bajo sus pantalones. El descaro natural del hombre afloró al primer vistazo.
—Increíble, no vas abrochada hasta la barbilla.
Se limitó a sonreír, con los ojos clavados en la rosada lengua de la mujer y más tarde en sus pechos, demasiado prietos como para ser naturales, que se apoyaban en el brazo del hombre. No había fallado, las uñas rojas de la Barbie, acariciaban el grueso miembro de su ex, que se sacudía por el deseo y crecía bajo su mirada.
—¿Quieres unirte a nosotros? —preguntó con maldad.
—No —había contestado señalando a la mujer—, quiero unirme a ella.
Había pasado sobre ellos, colocándose junto a la complaciente y sorprendida joven que había detenido el movimiento de sus dedos. Karen los tomó, raspando sin pena la piel delicada del glande, y se los llevó a la boca, lamiéndolos uno por uno, lanzando promesas silenciosas con sus ojos. La mujer gimió y le siguió el juego, pensando que era otra de las bromas de su amante.
Nada más lejos de la realidad. El hombre las miraba boquiabierto, perdido en la marea de ira y odio que poco a poco le iba invadiendo. Su miembro cayó fláccido contra su vientre, ante la visión de dos mujeres que compartían el placer, que se sabían capaces de complacerse mutuamente. Peter era de esa clase de hombres, de los que se excitaban atando a una mujer a él y no comprendían su libertad. Eso le daba su poder. Y ella se lo estaba quitando.
Sonrió de nuevo mientras tomaba la boca de la morena en la suya, mientras chupaba sus labios mullidos y llevaba la mano a la ardiente oscuridad bajo su falda.
—Está mojada, Peter. Mucho —ronroneó lamiendo su cuello—. Te gustaría follarla, ¿verdad? Y sin embargo soy yo quién va a hacerlo —la morena gimoteó cuando sus dientes apretaron los senos tirantes, humedeciéndolos por encima de su camiseta. Dos círculos mojados hicieron transparentes la tela de su camiseta, dejando a la vista la oscuridad de sus pezones—. Voy a follarla hasta que grite de placer, hasta que espante a todos los clientes de este apestoso bar. También dejaré que ella me folle y entonces, me correré, entorno a sus dedos bien clavados dentro de mí y ella podrá lamer el jugo de mi orgasmo.
La mujer se retorció bajo su toque experto y arqueó la espalda, alzando los pechos hacia su boca.
—Ella conseguirá lo que tú no hiciste nunca, Peter. Puedes quedarte, mirar y aprender cómo se hace. O puedes irte cuando gustes. El caso es que, aquí, ninguna te necesitamos.
Lo había ignorado desde ese preciso instante, dedicándose a dar placer a la mujer que se estremecía junto a ella, suplicando por más.

—Ya te lo dije —sus labios se curvaron aún más, expresando en esa sonrisa toda su satisfacción—. Peter es historia.


— FIN —

Reflexiones en Camino


Es curioso. No sé cómo empezar. El bloqueo del escritor, lo llaman. Y, a veces, el temor a la página en blanco. En mi caso es otra cosa, estoy segura. Quizá el Gran Respeto al camino mágico. O el pánico a no poder hacer justicia con las palabras a la Senda Milenaria que tanta gente ha hollado con sus pies. Sea como fuere, es traumático para alguien que sabe desde hace más de diez años que la escritura es su vida el no poder escribir una palabra satisfactoria de un camino que empezó hace casi ocho.
O puede que sentirse humilde sea la primera lección.

Julio-Agosto de 2003
Quizá fue caminando por las corredoiras de Galicia, que me dí cuenta de que los defectos que ves en los demás, suelen ser reflejos de los tuyos propios. Es menester del Camino mostrarte verdades que no logras ver en tu vida cotidiana. Y son tantas esas verdades como caminos hay en el mundo: al menos uno por peregrino y nunca uno igual que el anterior o que el siguiente.
Mis verdades empezaron a mostrárseme hace casi siete años. ¡Qué tiempos aquellos en los que una niña quería hacerse mujer y a la vez una mujer deseaba seguir siendo niña!
En Vega de Valcarce empecé el viaje hacia mí misma. Al igual que todos los viajes, henchida de ilusiones y expectativas. Así fue como me calcé las deportivas que se adaptaban a la planta del pie como una segunda piel; esas zapatillas que a tantos otros lugares me habían acompañado. Cargué a mis espaldas una mochila llena de despreocupaciones infantiles. Y paso a paso, un pie delante de otro, empezó una andadura que continuaría durante toda mi vida.
Aquel viaje fue un lindo camino de rosas. Los pies me dolían, por supuesto, las caderas, las piernas y la mitad de los huesos del cuerpo. Pero era feliz, realmente feliz, correteando por el camino, saludando a mis compañeros peregrinos que me acompañaban en esta andadura, sonriendo a los paisanos de los pueblos, pensando en la vida tan maravillosa que tenía.
Sí, fue un buen viaje, aún mejor gracias a la compañía: Mi hermana mayor y su hermana mayor. La alegría era nuestro guía; el amor, el colchón mullido que nos permitía descansar cada noche. Y las risas… Las risas eran la fuerza que nos animaba a continuar caminando sin pensar en las agujetas y demás dolores que nos machacaban el cuerpo.
Ese dulce primer camino…

Marzo-Abril de 2007
La nieve inunda las primeras etapas de este duro tramo. El frío y la humedad se cuelan en todos los huesos impidiéndome descansar por las noches. Las ampollas que salieron en los primeros siete kilómetros están a punto de conseguir que me rinda. Galicia otra vez, siempre la misma y a la vez tan diferente. Esta vez el camino de rosas se ha quedado en los tallos espinosos y cada paso es un pinchazo en el cuerpo y en el alma. Sobre todo en el alma.
Más verdades que mostrarme. Esta senda no es lugar donde esconderse, donde huir de los problemas que intentas eludir por todos los medios. En el Camino se te muestran de las formas más creativas y es función del peregrino reconocerlos, aceptarlos y ponerles solución. Y que nadie se lleve a error: aquí las bellezas se aparecen gloriosas e impactantes y los problemas de la forma más cruda y dolorosa.
Y hay veces, en las que agachar la cabeza, suspirar con profunda pena y decir: “no puedo más” es el mayor acto de valentía. Quizá ese reconocimiento del fracaso es el que más tarde te da fuerzas para seguir adelante. Quizá reconocer que tú sola no puedes con tu vida y pedir ayuda a la gente que te rodea y te tiende la mano y el corazón es la batalla hacia sabiduría suprema. Pero es taaaan difícil.
Suerte que la compañía, de nuevo, es la mejor a la que podría haber aspirado: Mi hermana mayor y el amor de su vida, ese cuñado que transformado en “perdigón”, “soldado raso” o “majorette” me hacía reír entre lágrimas, transformando la amargura en alegría. Gracias a su respeto por el lema “despacito y con dulzura” pude caer del todo y volver a levantarme como por arte de magia. Y sí, fue más duro reconocer que quizá debía marcharme a casa y abandonar un camino que no parecía estar hecho para mí, que llegar más tarde a Santiago con los pies destrozados y llenos de ampollas.

Mayo de 2008
Francia nos da la bienvenida con el verde exuberante de sus bosques y el calor de un microclima que nos sorprende nada más cruzar la frontera. Tres días hasta subir el Somport; el Camino Aragonés nos espera.
El miedo atenaza mi garganta y entumece mis piernas. ¿Y si otra vez el camino se me resiste? ¿Y si de nuevo el dolor me impide disfrutar del caminar? Suerte que los “y si…” no ganaron la partida porque me habría perdido uno de los viajes más maravillosos de mi vida. Un viaje hasta lo más profundo de la vida, a la Naturaleza en estado puro. Un camino de brujas y magia, de cuevas y dólmenes escondidos. Una senda en el que la agrura y la sublimidad se entremezclan hasta formar un solo ser. Así es como yo imagino a los antiguos dioses olvidados, impenetrables y acogedores a su vez.
Un camino que fue un arduo regalo. Y no tengo prisa por regresar porque sé que no volverá a ser igual otra vez. Sólo espero que la próxima sea mejor.

Agosto de 2009
No tengo problemas en los pies. Los músculos responden satisfactoriamente a las exigencias del primer tramo del camino. ¡Oh, cuántas veces había querido empezar en Roncesvalles mi andadura! Todas las ilusiones puestas en un viaje milimétricamente planificado. ¿Qué fue lo que hizo que el camino se torciera?
Esta vez mi hermana mayor no me acompaña. Soy yo quién se yergue con la medalla de la experiencia. Un peso demasiado grande que intento llevar de la mejor manera posible.
Llegamos al punto de partida y la verdad se nos muestra como todas en el camino, desnuda y cruel. Un frío barracón donde descansar por la noche y riadas de gente en busca de un milagro. ¿Será la Tierra capaz de soportar tanta promesa, semejante masificación?
Soy yo la que se muestra incapaz de cumplir el rol asignado. Me encuentro sola la mayor parte del tiempo, preguntándome una y otra vez por qué mi compañera parece encontrar más atractivo el mp3 que mi conversación, la espalda de peregrinos anónimos que mi sonrisa amorosa, sonrisa que no tarda en desaparecer de mis labios. Mis consejos caen en saco roto y la frustración hace mella en mí, lenta pero inevitablemente. ¿Cómo hacerle ver que juntas podemos disfrutar más? No parece ser posible…
Así que yo busco mi propia compañía y descubro en Obanos lo maravillosa y cálida que puede resultar la sonrisa de un desconocido. Los peregrinos dejan de ser compañeros para convertirse en Compañía. Parece que intuyen que necesito una palabra amable, un cariño que hace unos días que no recibo. Me lo ofrecen con gusto e intento corresponderles. Creo que lo consigo. Mi ánimo mejora mientras otro se hunde. ¡Ah, la inconsciencia de la juventud deseosa de librarse de las normas, hasta de las que impone el sentido común!
Nos volvemos antes de lo previsto pero no con mal sabor de boca. He aprendido muchas cosas. Entre ellas que soy capaz de sobrevivir en la soledad porque aún estando sola hay personas que me acompañan, que me arropan con su amor desde la distancia.


Ahora, desde casa, los recuerdos se agolpan en mi cabeza, pugnando entre ellos por ser el vencedor y mostrarse claro ante mis ojos. Una lucha inútil pues existe un rincón al que mi corazón vuela a menudo en busca de solaz. Santa María de Eunate, ermita templaria y niña de mis ojos – supongo que de muchos otros –. Uno de los muchos regalos del camino, para mí el más preciado. No se hace pesado caminar hasta ella desde Obanos. A la ida los pies corren hacia la llamada del Paraíso y a la vuelta, libre de cargas, el cuerpo parece levitar por su liviandad. Es allí, en el segundo anillo de arcos, en la tercera arista a la izquierda de la puerta, donde he encontrado paz junto a los zumbidos de un avispero. Es dentro, frente a las espigas de trigo que adornan a la Madre Tierra, donde mis lágrimas caían por la dicha de sentirme parte del mundo, parte de la energía que traspasaba mi cuerpo desde los pies descalzos. Casi puedo revivir todavía la sensación de plenitud que me invadió en el templo.
Quizá lo hago cada vez que abro el álbum de fotos y mis ojos se pierden en las imágenes rescatadas. Los ojos del alma, por supuesto. Una y otra vez rememoro las hermosas enseñanzas cogidas al vuelo en los lugares más insospechados. En la iglesia de Triacastela, por ejemplo, una atea declarada como yo, descubrió en las palabras de un sacerdote cristiano que no se puede amar a los demás si no te amas a ti mismo. Sobre el templado suelo de un porche, bajo la atenta mirada de un gato cómodamente instalado en una mecedora, rodeada por los cálidos rayos del sol de Marzo, reconocí que estaba triste porque no quería hacerme mayor. Entre Canfranc Estación y Canfranc Pueblo me dí cuenta de que soy capaz de hacer cualquier cosa por abrazarme al tronco de un florido almendro. Creo que fue en ese mismo tramo donde pude ver que la magia nos rodea y que la palabra “bruja” en los labios de un ser querido, es un delicioso halago.
No sé dónde aprendí que la realidad verdaderamente supera en todo a la ficción. Probablemente, en cada paso dado a lo largo del Camino.



A todos los peregrinos que me han acompañado en el camino y a los que quedan por acompañarme.

IX. Éxtasis





IX. ÉXTASIS

Ni siquiera dolió la primera penetración como había esperado. La delicada cabeza de su sexo, que apenas unos minutos atrás había rodeado con sus labios, se había acoplado de forma deliciosa entre sus pliegues, dejando que estos lo chupasen hacia su interior, como suaves besos de su boca. Solo que más calientes. Aún más mojados.
La fricción habría resultado insoportable si no se hubiera introducido más hondo en su cuerpo, con lentitud pero con firmeza, dejando que los músculos de su vagina lo apretaran a placer, lamiendo toda su extensión en una caricia que pareció eterna. Un jadeo, un gemido y un leve empujón después se había enterrado en aquel lugar que le había esperado ya demasiado tiempo. Su necesitada humedad bañó la piel de su vientre y el nacimiento de sus testículos, que se golpearon ansiosos contra sus nalgas.
Las manos de Mike la abrían lo suficiente para poder ubicarse entre sus piernas y aún más, para que el ángulo de unión fuera perfecto; para que la penetración resultara completa. El olor a sexo los rodeaba como un perfume afrodisíaco. Los labios del hombre todavía brillaban por los besos a su boca y a su centro. Karen conservaba en la lengua el sabor de su propio flujo, bebido desde la misma fuente que había alimentado su deseo. Los ojos de ambos se clavaban en el ansiado acoplamiento. Parecía un sueño que los cuerpos encajaran con semejante precisión.
La euforia que el miembro de Mike había despertado en sus sentidos, aumentó cuando él pareció crecer aún más en su interior, alcanzando un punto especialmente sensible. Su cuerpo se arqueó involuntariamente, hundiéndole más si es que eso era posible. Sentía los párpados lánguidos y pesados, amenazando con cerrarse y privarla del placer de su visión. Luchó por mantenerlos abiertos y ganó el combate en el mismo momento en que las caderas del hombre se deslizaron hacia atrás, retirándole el contacto por el que tanto había rogado.
Fue entonces cuando vio el preservativo que se había puesto de forma apresurada, tanto que ella no se había dado cuenta. Estaba cubierto por una película de resbaladizo lubricante. El más perfecto de todos. El de su propio cuerpo.
Su miembro amenazó con marcharse casi por completo, ignorando la potente succión que quería apresarle para siempre en su interior. Fue sólo un instante que se hizo eterno. Un momento que aumentó la estimulación de sus sentidos: El aroma a deseo los envolvió, dotando a sus movimientos de la solemnidad de un rito místico y ancestral que había dado vida al mundo. El recuerdo del sabor a hombre en sus papilas gustativas volvió como un recuerdo torturador. El perezoso sonido de las manos de Mike acariciándole los muslos, el lento resbalar de su erección completa emergiendo de su centro, el gemido gutural del hombre instantes antes de que sus riñones se tensaran y una acometida inundara de nuevo su feminidad. La visión de su miembro invasor hundiéndose con fiereza dentro del cuerpo que había reclamado como suyo. Era el tacto, sin embargo, el que les permitía disfrutar de cada instante de penetración, de sus almas saliendo la una al encuentro de la otra.
La habitación se colmó de la energía del sexo mientras las dos figuras aumentaban el ritmo de la primitiva danza. Karen se abría a él, al mismo tiempo que lo estrechaba con fuerza. Los chasquidos de su cuerpo al unirse se hicieron más ruidosos en tanto la electricidad en el ambiente se volvía más espesa. Los cuerpos se sacudían con la fuerza de las emociones y el control empezaba a escapárseles de las manos.
El juego de poder y manipulación daba paso al de la búsqueda del placer. La seducción se perdía en la entrega. Ya no eran un hombre y una mujer sino un solo sexo hecho de dos en perfecta armonía suspendidos en un mundo de sensaciones enardecidas. Dos cuerpos que se aferraban con ansia esperando el momento de la caída que los llevaría a las puertas del Paraíso.
Y al fin dos gritos encerrados en un mismo aliento cuando todos los sentidos se fundieron en uno. Cuando la gloria resultó ser completa al poder ser compartida.

VIII. Susurros





VIII. SUSURROS

La erección de Mike saltó contra su vientre mientras seguía el calculado movimiento de los muslos de Karen. Calculado y a la vez espontáneo porque dudaba seriamente de que alguna vez se hubiera abierto de piernas de esa forma para otro hombre. También dudaba que jamás hubiera sentido semejante necesidad de sentirse poseída. Podía verla en cada contracción de su sexo, los jugos brillantes escurriéndose de su centro, llamándolo a voces; los músculos rosados y tiernos apretándose por la expectación.
Podía hacerla suplicar por sus caricias, por un solo roce de su lengua. Pero estaba más cerca de lo que había imaginado de rogar el mismo por tener el privilegio de adorarla. Si antes lo había excitado, ahora estaba completamente rendido a sus pies.
Lentamente inclinó la cabeza, hasta acabar enterrado entre sus tersos muslos. Aspiró su olor a mujer excitada y decadente, al mismo tiempo que cerraba los ojos para amplificar sus otros sentidos, los más importantes. El olfato funcionaba a la perfección. Gracias al tacto advirtió que se humedecía más cuanto más se acercaba y gracias al oído supo que había contenido el aliento a la espera de que el juego llegara más lejos. Fue el gusto el que terminó de endurecer su palpitante erección.
Mmm… Espesa miel salada en su boca. Puro dulzor picante contra su lengua. Todo un arsenal de espuma ardiente exclusiva para él.
Abrió más los labios, hundiendo la lengua en su cavidad, al mismo tiempo que pasaba los brazos bajo sus piernas consiguiendo un mayor acceso a su premio. Casi quemaba su piel. Probablemente lo haría si él no hubiera estado ya en llamas.
Cerró los dedos sobre la excitante morbidez de sus nalgas, levantándola aún más hacia su boca. Bebía de ella con avidez, tomaba con ansia las lágrimas de su necesitado deseo. Si seguía empujando en su interior la haría explotar en un delicado orgasmo. Sus ojos ya veían las contracciones pulsando en su vientre y las notaba apretando su lengua.
Pero no quería para ella un clímax delicado, sino una potente invasión de éxtasis. Y eso lo conseguiría con su miembro bien clavado en ella. Se correría rodeando su dura extensión y él conseguiría así perderse en su ansiada liberación.
Karen gimoteó cuando las manos se posaron sobre sus pechos hinchados, los pulgares jugando con sus pezones endurecidos y oscuros. También protestó cuando la boca se alejó de su centro y empezó a calmar a besos el pálpito ansioso de su vientre. El pico de placer al que la había acercado se fue perdiendo en la lejanía, dejándola jadeante y caliente, al borde de la súplica
—Mike —gimoteó en protesta.
—Lo sé
El aliento húmedo impregnado de su sabor se enroscó en su estómago, mandando oleadas de deseo insatisfecho por todas las terminaciones nerviosas de su enfebrecido cuerpo.
—Lo sé —repitió esta vez mientras acariciaba con la lengua la parte inferior de un pecho—. Pero te correrás apretando mi sexo, Karen, cuando me arranques un orgasmo con esos carnosos labios que ahora empapan mi vientre.
Ella pensó entonces que por fin había alguien había descubierto su punto G, tan bien protegido en la materia gris de su cerebro, porque con esa descripción había vuelto a llevarla casi a lo más alto de la más imperiosa de las necesidades.
Mike, por supuesto, lo notó. Alzándose sobre sus poderosos brazos le susurró directamente a sus neuronas cómo tenían que comportarse para hacerles llegar de un solo empujón a la mismísima cima del Everest.
Y lo hizo. La catapultó directamente hacia ese lugar que pensó que jamás conocería, con cada centímetro y pulgada de su glorioso sexo.