M.E. 1: La Lluvia Dorada I

Dánae, Rembrandt
Mucho tiempo había pasado ya desde que su padre la encerrara en tan protegida torre. Gruesos muros de bronce, una altura vertiginosa, la carcelera más fiel que nadie pudiera haber encontrado… Jamás escaparía de esa prisión.
Los cuadros de las paredes simulaban ventanas al exterior, con paisajes robados en un lienzo que no mitigaban su angustia, si acaso la hacían más profunda. Un atardecer en el mar, un amanecer en las montañas, pequeñas figuras paseaban como minúsculos insectos. Y ella quería conocer a todos y cada uno de ellos. Algo que no sería posible nunca.
—Es hora de dormir, pequeña —murmuró su vieja aya desde su diván, mientras cosía con hilo dorado una de sus túnicas.
Con un suspiro se levantó, dirigiéndose al aguamanil que contenía el único líquido capaz de refrescarla esa noche. Dejó caer la liviana tela que la cubría, quedando desnuda sin pudor. Nadie podía verla más que su aya y la mujer ya no veía como antaño.
Recogió sus dorados cabellos en una trenza, que luego recogió en un rodete sobre la nuca. Apenas se miró en las paredes pulidas que actuaban como un espejo. Se tenía demasiado vista.
Ahuecó las manos, tomando una pequeña cantidad de agua con la que se lavó la cara y el cuello. Luego dejó que se escurriera por sus pechos y su espalda, bajando en suaves regueros que se enterraban en los ardientes rizos de sus muslos. Suspiró de nuevo, cerrando los ojos y echándose más agua, intentando calmar el ardor perpetuo de su piel.

Así la vio Zeus mientras sobrevolaba la ciudad de Argos transformado en águila. No era una elección casual. El rey de los dioses en la figura del rey de las aves. El ejercicio había templado su sangre y esa muchacha cautiva calentaba su vientre.
Se posó en el techo de la broncínea torre, espiando entre las rejillas de un respiradero cómo la mujer se aseaba antes de ir a dormir. Desde las alturas apreció su cuerpo; la cabeza ladeada, los labios rosados y abiertos, recién humedecidos por su pequeña lengua, el arco elegante de una espalda blanca y estrecha, la dulce morbidez de sus caderas curvilíneas, sus nalgas lechosas, divididas por una línea que le tentaba a separarlas y espiar de cerca, unas torneadas piernas apenas dobladas, unos muslos ligeramente abiertos.
La muchacha rompió el hechizo cuando tomó un lienzo níveo y empezó a secar ese cuerpo pálido que le había provocado una lujuria incendiaria. Se metamorfoseó en hombre, manteniendo su figura divina sólo que menos imponente, menos llamativa, excepto por la fuerza de su masculinidad que se alzaba oscura y brillante hacia su ombligo. La tomó con dureza, deslizando la mano por toda su gruesa longitud mientras la joven secaba sus pechos con la tela ya casi transparente, dejando una gota de agua sobre el coralino pezón. Duro y arrugado, redondo como una avellana. La gota se deslizó y él lamentó el momento perdido. Ya nunca podría beber esa gota, lamer el camino plateado que había dejado sobre su piel. Pero sí probaría aquellas cimas como frutos secos, sostendría en sus manos el peso de esos melocotones maduros y aterciopelados y se los llevaría a la boca hasta que ésta se le hiciera agua y fuera su propia saliva la que perlara su cuerpo.
—Dánae, a la cama —ordenó perentoria una voz ajada.
No le preocupó que estuviera acompañada. Se limitó a murmurar para sí ese nombre, una y otra vez, dejando que el calor se extendiera por su cuerpo, así como el placer que su mano le otorgaba. Lluvia dorada. Así se llamaba. Asintió satisfecho al decidir cómo penetraría en la torre y en su cuerpo. La cubriría de oro y haría honor a su nombre.

8 comentarios:

J.P. Alexander dijo...

Me encanto amo la mitología, y tu escrito fue hechizante y magico.

Iris Martinaya dijo...

Vaya espero que no nos dejes así, y llegue la lluvia dorada, jaja.
Hoy estuve hablando con mi sobrino y mis hijos de mitología griega, hay que ver cuanto saben los niños de eso, dicen que de los juegos de la consola, me he quedado sorprendida, después de todo, algo aprenden.
Me a encantado el relato.
Besos

Kyra Dark dijo...

Dios!! Espero que no sea por el God of War!! El juego está muy bien, pero no he visto nada tan sangriento en mi vida :S
Besitos a las dos

Perséfoneluz dijo...

Me gusto muchisimo

Me encanta la mitologia griega, cuando era mas chica leia estas historias, después lo fui dejando. Pero tengo ganas de volver a meterme en este mundo, ¿vos podrias recomendarme algun libro que trate del tema? Hace un tiempo un chico me recomendo algunos pero perdi el papel jaja, asi que por favor, cuando tenga tiempo paso por acá y espero ver una respuesta, cuando puedas claro. Voy a seguir explorando tu blog. Besitos.

Kyra Dark dijo...

Perséfone, muchas gracias por pasarte!!!!
La verdad es que te puedo recomendar libros de mitología!! Yo me he leído los clásicos griegos y romanos. Las Metamorfosis de Ovidio no puedes dejar de leerlas si te gusta la mitología, en mi caso, es mi libro de cabecera. Junto con Homero y Hesíodo es mi favorito.
De los modernos... Puedo recomendarte algunos históricos: La joven de Esparta (me encantó!!) Rasna, el pueblo olvidado (este es de los etruscos y me pareció muy original) El Pompeyano (está entretenido también)

Perséfoneluz dijo...

¡¡Muchas Gracias Kyra Dark!!

Quiero ver si entiendo, estuve buscando para poder bajarlos. Quiero aprovechar para subirlos al blog, y quisiersa saber esto...

¿Homero y Hesíodo según vi son los autores de algunos libros no?

Perdona mi IGNORANCIA, en serio me da pena ajajaja. Pero bueno, gracias a ella aprendemos.

Otra pregunta... El libro "Habitación 609", ¿es tuyo?

Te agradezco tus recomendaciones, además de que me sirven porque me gusta subir de todo al blog y no quisiera meter la pata.

Besitos.

Kyra Dark dijo...

Homero es el autor de la Iliada y la Odisea. Hesído escribió la Teogonía (es el único que me he leído de él) Son autores clásicos.

La "Habitación 609" lo he escrito yo :) Pero no es libro, libro, son solo 10 relatos eróticos.

Perséfoneluz dijo...

Gracias, voy a leerlos. Besos.

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