VIII. SUSURROS
La erección de Mike saltó contra su vientre mientras seguía el
calculado movimiento de los muslos de Karen. Calculado y a la vez espontáneo
porque dudaba seriamente de que alguna vez se hubiera abierto de piernas de esa
forma para otro hombre. También dudaba que jamás hubiera sentido semejante
necesidad de sentirse poseída. Podía verla en cada contracción de su sexo, los
jugos brillantes escurriéndose de su centro, llamándolo a voces; los músculos
rosados y tiernos apretándose por la expectación.
Podía hacerla suplicar por sus caricias, por un solo roce de su
lengua. Pero estaba más cerca de lo que había imaginado de rogar el mismo por
tener el privilegio de adorarla. Si antes lo había excitado, ahora estaba
completamente rendido a sus pies.
Lentamente inclinó la cabeza, hasta acabar enterrado entre sus tersos
muslos. Aspiró su olor a mujer excitada y decadente, al mismo tiempo que
cerraba los ojos para amplificar sus otros sentidos, los más importantes. El
olfato funcionaba a la perfección. Gracias al tacto advirtió que se humedecía
más cuanto más se acercaba y gracias al oído supo que había contenido el
aliento a la espera de que el juego llegara más lejos. Fue el gusto el que
terminó de endurecer su palpitante erección.
Mmm… Espesa miel salada en su boca. Puro dulzor picante contra su
lengua. Todo un arsenal de espuma ardiente exclusiva para él.
Abrió más los labios, hundiendo la lengua en su cavidad, al mismo
tiempo que pasaba los brazos bajo sus piernas consiguiendo un mayor acceso a su
premio. Casi quemaba su piel. Probablemente lo haría si él no hubiera estado ya
en llamas.
Cerró los dedos sobre la excitante morbidez de sus nalgas,
levantándola aún más hacia su boca. Bebía de ella con avidez, tomaba con ansia
las lágrimas de su necesitado deseo. Si seguía empujando en su interior la
haría explotar en un delicado orgasmo. Sus ojos ya veían las contracciones
pulsando en su vientre y las notaba apretando su lengua.
Pero no quería para ella un clímax delicado, sino una potente invasión
de éxtasis. Y eso lo conseguiría con su miembro bien clavado en ella. Se
correría rodeando su dura extensión y él conseguiría así perderse en su ansiada
liberación.
Karen gimoteó cuando las manos se posaron sobre sus pechos hinchados,
los pulgares jugando con sus pezones endurecidos y oscuros. También protestó
cuando la boca se alejó de su centro y empezó a calmar a besos el pálpito
ansioso de su vientre. El pico de placer al que la había acercado se fue
perdiendo en la lejanía, dejándola jadeante y caliente, al borde de la súplica
—Mike —gimoteó en protesta.
—Lo sé
El aliento húmedo impregnado de su sabor se enroscó en su estómago,
mandando oleadas de deseo insatisfecho por todas las terminaciones nerviosas de
su enfebrecido cuerpo.
—Lo sé —repitió esta vez mientras acariciaba con la lengua la parte
inferior de un pecho—. Pero te correrás apretando mi sexo, Karen, cuando me
arranques un orgasmo con esos carnosos labios que ahora empapan mi vientre.
Ella pensó entonces que por fin había alguien había descubierto su
punto G, tan bien protegido en la materia gris de su cerebro, porque con esa
descripción había vuelto a llevarla casi a lo más alto de la más imperiosa de
las necesidades.
Mike, por supuesto, lo notó. Alzándose sobre sus poderosos brazos le
susurró directamente a sus neuronas cómo tenían que comportarse para hacerles
llegar de un solo empujón a la mismísima cima del Everest.
Y lo hizo. La catapultó directamente hacia ese lugar que pensó que
jamás conocería, con cada centímetro y pulgada de su glorioso sexo.
6 comentarios:
¡Joder! ¡Qué calor siento de pronto!
Me ha gustado mucho *babas*
No nos hagas esperar mucho para el próximo, porfa snif
Alucinante, me has dejado........como te diría, mejor no te lo digo, jaja.
Felicidades.
Besos
Muchas gracias!!!
Aissss, no sabéis lo que me animáis a escribir!!
Besotes
No he encontrado tu cbox, así que te escribo aquí.
Muchas gracias por pasarte por mi blog.
Yo soy una lectora voraz, y escritora aficionada, pero se muy bien lo que es bueno, y lo que escribes es muy bueno.
Espero un día estar a tu altura.
Besos
Me llevo tu banner.
Aissss, Iris. Estás a tu propia altura y eso ya es mucho!!
Muchas gracias, de verdad!
IN---CREIBLE...iNCREIBLE!!!!
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